La expresión «lo divino» se utiliza de manera variable en distintas confesiones y creencias, e incluso entre diferentes individuos dentro de una misma fe, para referirse a un poder transcendental, o a sus atributos y manifestaciones en el mundo, y aunque puede, no tiene por qué presuponer la existencia de diversos dioses o de un único Dios absoluto.
Esta diferencia entre divinidad y deidad se puede ilustrar haciendo alusión a la visión cosmológica de alguna religión no teísta, como por ejemplo el budismo, donde, mientras la divinidad es entendida principalmente como la ley que gobierna el mundo, de manera infinita y eterna, las deidades (devas) son mortales —aunque su longevidad se mida en millones de años— y no tienen el poder de ir contra esa ley suprema.
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