Museo CYDT
jueves, 27 de septiembre de 2012
martes, 25 de septiembre de 2012
Museos
Museo CYDT
Museos... lo que se dice
Teresa del
Conde
L
a última junta colegiada en el Instituto de
Investigaciones Estéticas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), presidida por su director, Renato González Mello, tuvo lugar el pasado
viernes 14. No pocos de los asistentes, todos investigadores, hemos tenido que
ver directa o indirectamente con museos, algunos por muy largo tiempo. Así,
v.gr. Diana Magaloni es la actual directora del Museo Nacional de Antropología.
No se informó entonces
sobre la inminente apertura del simposio ¿Qué hace posible un museo?, cuya
sesión inaugural, reseñada aquí por Mónica Mateos el 17 pasado, recogió
palabras de Renato Gonzalez Mello y de Rafael Tovar, ex presidente del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).
Un comité
estuvo a cargo de la coordinación, desde hace varios meses, cosa sobre la que
me instruyó uno de los asistentes, invitado desde enero pasado. De antemano
diré que nadie hubiera pretendido otra cosa que, previa notificación, escuchar
a algunos de los 38 especialistas invitados, procedentes de nuestro país y de
Brasil, España, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Perú y Venezuela. El
hábito de notificar es inveterado en el IIE, así que deduzco que si no
se tocó el punto, pudo
deberse a que, incluso la posibilidad de asistir fue concebida como circuito
cerrado.
El director de nuestro
instituto (recogido en reportaje) declaró que “las salas (de los museos) son
espacios para la articulación de propuestas completas”. Aquí me temo que el
término “completas” fue transcrito en vez de “complejas”, debido a que
articulación “implica mediación entre los proyectos de los especialistas,
curadores y artistas y las realidades de presupuesto”. Nada más cierto.
Si se inquiere a los
actuales funcionarios de museos o a los del pasado inmediato (me refiero a la
red INBA) no habrá quien o se queje sobre presupuestos, sea o no, que se cuente
en el mejor de los casos con un patronato generoso, sin excesivas proyecciones
protagónicas o con una sociedad de amigos activa que preste servicios de
voluntariado en obtención de recursos y servicios.
Muchos artistas de
trayectoria consolidada se quejan sin argüir nada en público y se abstienen de
presentar proyectos de exhibición en museos, pues su sentir es que el medio
está cerrado y, por tanto, procuran alternativas ajenas a los espacios públicos
consabidos. No pocos son o han sido becarios de Fonart y eso los hace
reticentes a cuestionamientos.
Por supuesto que los
museos tienen sus vocaciones, en lo que insistió sobradamente Rafael Tovar y de
Teresa.
Antonio Crestani, hoy
día director de vinculación con estados y municipios del CNCA, se refirió a la
necesidad de que los museos sean autosuficientes. A tal objeto recomendó a los
directivos apoyarse en fondos mixtos… porque “no se encuentran saturados de
solicitudes de modo que podría ser más sencillo acudir a éstos”. ¿Y la
autonomía, se respetaría?
El
representante español del Congreso de Diputados, Miguel
Angel Cortés, se mostró
escéptico, arguyendo que la independencia es inalcanzable por ese medio, y que
en primer término deben estar los propósitos esenciales de cada museo, es decir
el respeto a la autonomía por la que pugna a capa y espada Renato González
Mello.
Según las secciones
culturales de los periòdicos, la conclusión es la siguiente: “Estamos en un
momento oportuno para proponer y aportar elementos para el mejoramiento de las
condiciones en las que operan los museos en México” (Graciela de la Torre,
figura clave en la organización del simposio, mencionó que hay 1244 museos)
“El mejoramiento y
desarrollo de la infraestructura, medios de producción y calidad de la oferta
cultural de los museos puede garantizar su perdurabilidad como foros culturales
socialmente trascendentes.”
Sobre trascendencia:
otra de las cuestiones que se rumoran (no digo que se sepan a ciencia cierta)
es que el Centro Cultural Universitario Tlaltelolco de la UNAM desalojará la
Colección Andrés Blaisten. A algunas instancias, galeristas incluidos, así como
estudiantes de posgrado en historia del arte procedentes de varias facultades
universitarias, eso les resulta sorprendente. Es verídico que no hay colección
pública o privada de arte mexicano equiparable en cuanto al abanico temporal
que abarca la colección Blaisten. A eso adhiere accesibilidad. Con el tiempo,
quizá podría convertirse en patrimonio universitario.
Hace poco los consejos
técnicos de Humanidades aprobaron, y todos lo celebramos, la licenciatura en
historia del arte como carrera de universidad pública, de momento en dos sedes:
Morelia y Oaxaca.
La colección mencionada es
motivo básico de estudio a través de piezas originales de gran valía,
sustentadas con archivo, real y virtual, así que su posible desalojo se antoja
incomprensible. ¿Habrá razones incompatibles entre una colección privada,
reunida por un especialista egresado de la Escuela Nacional de Artes Plásticas
ubicada y visitada desde hace cinco años en un recinto universitario? Si la
incompatibilidad existe, habría que ventilarla con pormenores o, en el mejor de
los casos, dirimirla.
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